Es una alegría reencontrarnos a través de este boletín en el que compartimos la vida y los anhelos de nuestras comunidades.

En las primeras semanas de este año nuestros esfuerzos se volcaron a la tarea de acompañar y brindar ayuda a numerosas familias afectadas por distintas emergencias hídricas y por el alud. Superadas las instancias más urgentes, compartimos ahora en este número el trabajo que aún estamos realizando.

Paralelamente, venimos trabajando mucho en las distintas áreas planificando nuevos proyectos, organizando actividades y naturalmente, acompañando el quehacer cotidiano de nuestras comunidades. Es un año con muchos desafíos, en un contexto en el que la solidaridad hace la diferencia en la vida de muchas familias y nos reclama un mayor compromiso como sociedad.

Este año tiene también un matiz particular para Cáritas, porque comenzaremos lo que llamamos Caminata Institucional, que es el proceso de reflexión que realizan las comunidades para preparar el Encuentro Nacional y la Asamblea Federal que realizaremos en 2018.

El signo sensible de este proceso será el recorrido de la imagen de Nuestra Señora de Luján,  patrona de Cáritas, que visitará las comunidades de todo el país. Esta imagen de la Virgen, bendecida especialmente por el Papa Francisco, ya recorrió el país en nuestra anterior caminata, despertando a su paso conmovedores gestos de fe por parte de nuestro pueblo.

Así, entre preocupaciones, esfuerzos y desafíos comenzamos este año, que llega cargado de esperanzas y ganas de construir entre todos una sociedad más justa e inclusiva. Una sociedad que todos queremos y soñamos, capaz de mirar al prójimo como a un hermano y que tenga un corazón generoso, capaz de compartir, que es la manera de expresar el amor.

 

El problema de las adicciones y las dolorosas heridas que van dejando en el seno de las familias y las comunidades viene generando en la Iglesia una creciente preocupación pastoral por encontrar caminos de contención y recuperación para jóvenes y adultos.

Cáritas Argentina, acompaña desde hace tiempo estos esfuerzos y el año pasado creó formalmente el Área de Abordaje Pastoral y Comunitario de las Adicciones (APyCA). La intención es, por un lado alentar y acompañar la creación de centros barriales comunitarios en zonas vulnerables que tengan capacidad para abordar de manera integral el problema de las adicciones. Por otro lado lo que se busca es crear redes de formación, de intercambio de experiencias y que tengan también capacidad para incidir en las políticas públicas.

Pablo Vidal, es integrante de APyCA y se formó como voluntario durante muchos años en los Hogares de Cristo. Hoy se siente un testigo privilegiado de todo lo que ha avanzado la Iglesia en el tejido de esta red de contención.

“El Hogar de Cristo, recuerda Pablo, nace como un proyecto de la Parroquia Nuestra Señora de Caacupé (Buenos Aires), con el Padre Pepe Di Paola, que lo inauguró con el Cardenal Bergoglio el 20 de marzo de 2008.  Ese día, Bergoglio nos propuso 2 criterios que a nosotros nos marcaron profundamente: recibir la vida como viene, esto es, recibir a la persona con todos sus problemas y, por otro lado, que esta tarea es cuerpo a cuerpo porque no existe una receta única y hay que pensar un proyecto para cada joven”.

“Esto que empezó como un proyecto de un solo centro –explica Pablo- se fue expandiendo con el tiempo y otras villas comenzaron a hacer esa experiencia. Cuando el Padre Pepe fue a la diócesis de San Martín comenzó a coordinar la Pastoral Nacional de Drogadependencia (dependiente de Pastoral Social) y se empezó a ampliar mucho más la mirada y estas ganas de resolver esta problemática tan compleja desde la estrategia de los centros barriales. Allí se integra orgánicamente Cáritas con su nueva área de trabajo”.

Los esfuerzos por tejer redes están mostrando frutos importantes.  En enero la Secretaría de Políticas Integrales Sobre Drogas, de la Presidencia de la Nación (antes conocida como SEDRONAR) creó el Consejo para el Abordaje Integral de las Políticas Públicas de Adicciones en Contextos de Alta Vulnerabilidad. Este espacio de participación y articulación, aspira a gestar propuestas para la elaboración de procesos y manuales de prácticas y la unificación de criterios. Está integrado por 12 organizaciones sociales entre las que se encuentra Cáritas Argentina. Este logro se suma a la iniciativa del entonces SEDRONAR de financiar a partir de 2014 a los proyectos comunitarios y barriales y no sólo a comunidades terapéuticas.

“Nuestro trabajo es de Iglesia”, destaca Pablo. “Mejorar la red, los intercambios, trabajar más en conjunto. Es un desafío muy grande empezar a articular con otras pastorales porque con el tema de las adicciones no hay opciones. Todos los que estamos en este tema sabemos que la respuesta de uno no alcanza, que en este tema estamos tan mal que necesitamos todos de todos, y de cualquiera que tenga algo que pueda aportar. Por eso creo que esto tampoco se puede dar sin un Estado que se haga cargo también de esta problemática”.

Hoy, este trabajo conjunto abarca 70 centros barriales que la Iglesia acompaña en todo el país, desde Jujuy, Salta o Tucumán, pasando por Mendoza, Santiago del Estero, Rosario, Córdoba, área metropolitana de Buenos Aires, La Plata y el Litoral, hasta Río Gallegos y Río Grande.

“Desde lo personal –reflexiona Pablo- siento que los Centros Barriales, el trabajo de Cáritas, el de la Pastoral de Drogadependencia, el Hogar de Cristo, esta estrategia de abordaje integral desde la persona, creemos firmemente que son un proyecto de Dios para los que van quedando descartados”.

Y concluye: “ante una sociedad tan individualista, tan anónima, estos lugares son islas comunitarias, son familia que se organiza, que festeja la vida y llora la muerte –la lloramos todos juntos-. Hay una profunda noción de que somos algo más grande que nuestros lugares. Hay una percepción grande de que somos Iglesia, que somos todos, y que no hay nadie que se tenga que quedar afuera”.